SALTAR LA REJANo supe dónde estaba hasta que entró un grupo de personas a cantarnos la Salve Rociera. Entonces sentí la emoción por toda mi piel y me di cuenta de que nos habían llevado a la ermita de El Rocío, en Almonte (Huelva).
Era mi primer viaje a Andalucía, teníamos una reunión de trabajo en Sevilla y antes hicimos un recorrido turístico de dos días por distintas ciudades andaluzas.
No conozco bien el protocolo, pero siempre me ha intrigado el ritual del salto de la reja, cuando los almonteños y los fieles que acuden a la ermita deciden en un momento de la madrugada que es hora de abordar el lugar donde se encuentra esperando la Virgen del Rocío para sacarla en hombros.
No hay una hora programada para ello, pero los fieles caldean el ambiente hasta que alcanzan el clímax espiritual, y en ese momento miles de personas experimentan al unísono una explosión colectiva de sentimientos y saltan la reja para abordar a la Virgen.
Y es que saltar la reja requiere un ritual adecuado para que el resultado sea intenso.
Y es que saltar la reja requiere un ritual adecuado para que el resultado sea intenso.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
(Lorca)
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