El
yurei o "alma apenas visible" es el fantasma clásico japonés que aparece en la tierra cuando la muerte
de una persona no ha sido natural o si su alma estaba demasiado
influenciada por odio o venganza. La única forma de devolver la paz a
estos fantasmas, que permanecen cerca del lugar del asesinato o suicidio
o de la persona sujeto de su amor o su venganza, es que cumplan sus
objetivos o celebrar los ritos funerarios para que pasen del purgatorio a
reunirse con sus ancestros. Sin embargo, las emociones de los
onryo, que
son aquellos espíritus que permanecen en este mundo por venganza,
suelen representarse en la cultura popular como las más fuertes,
haciéndose casi inmunes. Fue sobre todo en el teatro
kabuki donde comenzaron a hacerse típicos algunos elementos que facilitaban al público la identificación de un
yurei en escena.
El
aiguma es el maquillaje blanco e índigo que llevan en su rostro
El
katabira o quimono blanco con que se viste a los cadáveres
Los más populares son los
onryo o fantasmas femeninos, mientras que los masculinos se reservan muertes heroicas en batallas.
Su larga cabellera. Al igual que el color de la piel y las ropas, las pelucas, tan importantes en el
kabuki, ayudan a etiquetar inmediatamente al personaje.
El pelo largo negro y alborotado
Es largo por la creencia popular de que el pelo sigue creciendo después de muerto, al igual que las uñas, y es
negro porque los orientales lo tienen así.
Para explicar que esté alborotado hay que profundizar aún más en las creencias tradicionales niponas: Antiguamente,
las mujeres japonesas cuidaban mucho de sus cabellos. Pensaban que su
larga cabellera negra poseía un alma y por tanto era muy preciosa para
ellas. Una mujer con el pelo alborotado es, pues, una de las
representaciones comunes de un fantasma. El cabello despeinado expresa
la emoción contenida, como una profunda cólera o rencor que una mujer
deja escapar con el fin de obtener venganza.
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