CARTA ABIERTA DE UN IMBÉCIL

Mi historia comienza cuando me divorcié, hace año y medio; comencé un periodo de penurias y soledad, acompañado  únicamente por el dolor causado por la rotura de la relación con la que hasta entonces era mi pareja. Hace un mes, más o menos, se produjo un cambio, no sé cómo fue, pero mi mentalidad comenzó a cambiar, me apetecía vivir, disfrutar la vida, divertirme. Era hora de comenzar a pasar página.

Estaba en éstas cuando descubrí una de las redes de singles. Qué interesante, un grupo de gente como yo, desparejada, con ganas de pasarlo bien, de divertirse, y además muchos de ellos seguro que habiéndolo pasado tan mal, e incluso peor que yo, y allí estaban, haciendo quedadas para conocerse y pasarlo bien, y así evitar esa amarga soledad del “sin pareja”.

Yo necesitaba regalarme al menos un fin de semana de vacaciones, solo para mí,   para sentirme vivo. Y apareció la quedada de Salamanca, del 17 al 19, con singles de todo el país. Perfecto. Una ocasión única de conocer gente, de  hacer nuevos amig@s, y de divertirme. Pero con cuidado, estaba muy sensible emocionalmente y pensé que sería mejor no buscar amistades muy intimas, no quería caer en otra relación, ni tan siquiera de una noche.

Así que me apunté, tenía miedo de no encajar, de sentirme desubicado, de sentirme solo. Pero no fue así. La gente que conocí fue encantadora, algunas amistades tal vez perduren, otras tal vez no. Me encontré muy cómodo desde el principio y eso me permitió mostrarme abierto y extrovertido, a pesar de que soy tímido y, a veces, muy reservado. Me lo estaba pasando genial, ... y apareció ella,...y todo cambió sin darme cuenta.

En la cena del Sábado me senté a la mesa y allí estaba ella.

-          Hola, ¿qué tal estás?, soy... , de ... ¿… y tú eres…..?

Era muy guapa, me dijo su nombre y comenzamos una conversación junto con el resto del grupo que nos rodeaba. La cena fue pasando y la verdad que el tiempo se me hizo muy corto, pero es que cuando yo me pongo a “largar” el tiempo se me pasa volando.

Terminó la cena y todo el mundo se fue a la discoteca, comenzaba el fiestón. Ella fue con su grupo de amig@s y yo me quedé fumando un cigarrillo en la calle. Era encantadora, me alegré de haberla conocido, pero era muy posible que no la volviese a ver entre tanta gente, una lástima, me hubiera gustado conservar su amistad.

Cuando llegué a la discoteca, pedí mi primera copa y subí al altillo donde se encontraban las mesas, quería buscar a mi grupo y ese punto elevado era idóneo para ello. Sin embargo, fue a ella a quién ví, haciéndome señales con los brazos para que me acercara a su grupo. Bueno, a eso había ido ¿no?, a conocer gente, así que me acerque. No recuerdo si me presentó a alguien de su grupo, pero sí recuerdo que comencé a bailar junto a ella.

Lo que pasó después no sé si acertaré muy bien a explicarlo, mi sensación fue como si en la pista de baile no existiese nadie más que la música, ella y yo. Era algo que no me había pasado en la vida, y sucedió sin pretenderlo. Fueron momentos en los que ella me hizo sentir “muy especial”, y yo la sentía a ella de la misma manera. Fue como magia. Y entonces me sobrevino el desastre.

Al finalizar una de las canciones no separamos un momento y entonces mi cabeza, mi maldita cabeza se puso a pensar. “te estás enganchando”, “esto era lo que había que evitar", “¿qué estás haciendo?”.

Necesitaba pensar, reordenar mis ideas, necesitaba tomar el aire, me empezaba a ahogar.

-          Uf!!, qué sudada tengo, necesito tomar un poco de aire, ahora vuelvo.- La dije, y nos despedimos estirando nuestros brazos hasta que nuestras manos se separaron mientras me alejaba de ella. Y no la volví a ver.

Salí fuera, sólo serían 5 minutos, lo que tarda un cigarrillo en consumirse, el tiempo suficiente para aclararme y volver a entrar. El cuerpo me pedía que me dejase llevar, al igual que el corazón, pero mi cabeza no.

A mi cabeza vinieron los meses oscuros que pasé tras la separación, lo fácil que me “engancho” a alguien, y el sufrimiento que conlleva la “desunión”. Lo sensible que yo estaba emocionalmente, debido a que apenas llegaba al mes el tiempo que llevaba “levantándome” de mi caída, ¿y si ella no sentía lo mismo?, ¿y si ella sólo pensaba en divertirse, tal y como era mi intención al comienzo de la velada?, no me lo parecía, pero soy bastante torpe en aquello de reconocer intenciones, así que estaba lleno de dudas.

¡¡Cuanta imbecilidad!!, el miedo se apoderó de mí, y mientras le daba vueltas a todo esto el tiempo pasó, no recuerdo cuánto, pero fue mucho. Volví a entrar, pero mi paso no era firme, era vacilante, inseguro, así que apenas traspasada la puerta aterricé en la barra. 2 copas seguidas para intentar ahogar mis penas, y volví a arrastrarme a la calle.

¿Cómo había llegado a esto?, hacía una hora y pico estaba en el bendito cielo junto a alguien que me había “tocado” en el alma, y ahora me encontraba en el más profundo de los infiernos. ¿cómo había sucedido?. No lo sé. Sé que fue miedo, pero no alcanzo a comprender a por qué.

Finalmente éntre, para despedirme y huir avergonzado, porque el daño ya estaba hecho, pero ella ya no estaba, o al menos no la ví, dí un par de vueltas entre el gentío y nada. Ese fue el final de una historia que nunca llegó a comenzar.

Sé que el daño que le causé no tiene remedio, lo único que me queda es pedirla un perdón que sé no merezco, y espero sirva esta explicación para ello, porque su amistad es la única que realmente me gustaría conservar, y poder compartir con ella un café si nuestros caminos vuelve a cruzarlos el destino. Aunqué también comprendo que no quiera volver a saber nada de mí.

Creo haber localizado su perfil, para ponerme en contacto con ella, pero no parece tener mucha actividad, así que no veo otra opción que publicar ésta discusion para que si algún amig@ la sabe reconocer por lo sucedido, pueda decirselo en mi lugar.

Un saludo y gracias de parte de un autético imbécil.